Todos queremos ser felices en esta vida. La pregunta es ¿dónde se puede encontrar la felicidad?
Muchos la buscan en el dinero, en casas, coches, ropa, joyas… Otros creen que está en un buen trabajo, reconocimiento, fama, influencia, poder… En la pareja, en los hijos, en la familia… También hay quienes proyectan su éxito y felicidad en lucir un cuerpo físico esbelto…
¿Pero realmente encontramos felicidad en todas estas cosas y logros? Un poco quizá sí, pero si somos honest@s, es una felicidad muy temporal y pasajera.
Constatamos que donde la buscamos, la felicidad no está. Y – encima! – se te instalan el miedo, la ambición y la dependencia. Si has logrado alguna cosa se te despiertan la ambición de querer más y al mismo tiempo el miedo de perder lo conseguido junto con esa dependencia de algo externo que te hace sufrir.
¿Existe una felicidad más duradera? Y si existe, ¿dónde se puede encontrar?
Definamos mejor qué entendemos por Felicidad y veamos cómo se origina. Solemos decir que sentimos felicidad cuando un deseo se ha cumplido. Como hemos visto los “objetos de deseo” pueden ser cosas, personas, relaciones, reconocimientos… (No nos referimos a los pequeños deseos relacionados con el momento presente o necesidades de nuestro cuerpo sino deseos que provienen de nuestra mente.)
Cuanto más grande el deseo, más grande la felicidad que sentimos al cumplirse. Por consiguiente, pensamos que hay una relación directa “causa-efecto” entre el objeto y nuestra felicidad. Piensas que la felicidad que sientes te la ha proporcionado el objeto de tu deseo. Cuando un objeto ya no te satisface pruebas con otro. Y así pasan los años. Hasta que un día nos cansamos y sentimos decepción y frustración ante la evidencia. Pues resulta que NO funciona: Los objetos de nuestros deseos no tienen el poder de hacernos felices.
Entonces, la pregunta es: ¿de dónde viene esa felicidad que sí sentimos en el momento de cumplirse nuestro deseo, si no viene del mismo objeto?
Aquí está el secreto mejor guardado:
La sensación de felicidad que sentimos cuando se cumple un deseo se debe a la AUSENCIA DE DESEOS que se produce en ese momento. Y esta ausencia de deseos te impulsa a vivir un momento de PRESENCIA, llena de una Felicidad tranquila y de Paz.
Experimentamos un momento de felicidad porque es un momento sin ningún deseo , circunstancia que te lleva directamente a un estado de Presencia con mayúscula! Un deseo cumplido y el siguiente aún no ha aparecido, ¡estas viviendo un momento sin desear nada y esto te hace vivir plena y felizmente el Momento Presente!
Saquemos la conclusión de esta reflexión: Si no tuviéramos deseos y miedos/rechazos que no pertenecen al momento presente viviríamos felices.
¿Se puede vivir de esta manera, sin desear nada, sin rechazar nada?
Es posible? ¡Sí! ¿Es fácil? No. Es como querer aprender a tocar el piano. De hoy para mañana no lo vas a lograr. Hace falta dedicación, paciencia, constancia, fuerza de voluntad. ¿Vale la pena el esfuerzo? ¡Y tanto! Nada vale más la pena. Se trata de aprender a Meditar (de verdad).
Para no desear nada ni rechazar nada es necesaria una gran cura de humildad con respecto a nuestro ego. Es desde la mente/ego/personaje que se generan los deseos o rechazos (que no pertenecen al momento presente) y nosotros, al estar identificados con el ego, lo “compramos” al 100%, nos lo creemos.
Es necesario descubrir Quien Soy antes de que se active la mente con sus deseos y rechazos. Es necesario desaprender, soltar creencias y paradigmas y empezar a investigar y a experimentar de primera mano, por ti mism@, en tu interior… Hay un mundo por descubrir!
Cuando hayas aprendido a salir de la compulsión de la actividad mental y dejas de traer mentalmente el pasado y el futuro sucede el “milagro”:
Estando en Presencia – SIENDO – descubres el Ser, aquello que realmente Eres, vives la percepción pura de lo que Es tal como es, sin desear nada ni rechazar nada. Habrás descubierto tu fuente de Felicidad y Paz Interior, inagotable y siempre disponible!
Si te interesa (de verdad), apúntate a un Retiro de Meditación para aprender a Meditar (de verdad), a investigar en tu interior y descubrir poco a poco Quien Eres realmente más allá del ego/personaje, descubrir la Presencia y descubrir el Ser.