Deberíamos observar que la verdadera fuente de conflicto es nuestra propia creencia firmemente establecida que estamos separados y que afuera está todo aquello que puede darnos el bienestar y la Paz. El pensamiento egóico del yo que nos define como una entidad separada, con sus miedos y sus deseos, los cuales son creados por la creencia en un tiempo (que realmente no existe) con un pasado y un futuro, haciéndonos pasar por alto el momento presente, único estado donde se puede experimentar lo que es tal como es; justo antes de que un pensamiento venga y lo defina o interprete.
Es aquí en ese único momento presente donde la vida se manifiesta sin conflictos. Estos comienzan cuando el pensamiento entra en escena, y cuando nos creemos aquellas definiciones y valoraciones que le comenzamos a agregar a la realidad, como bueno o malo, bello o feo, mejor o peor, debe o no debe ser… Si seguimos esta investigación, en el silencio mental podremos comprobar como la vida el tal como es: paz, sin conflicto.
Todo lo que es es parte de una manifestación que nuestra mente limitada jamás podrá comprender, cambiar o controlar. La vida está siendo y somos testigos de ese “suceder”. La Paz es lo que es antes que el pensamiento aparezca para comentar o modificar, sintiéndose protagonista y beneficiario de las acciones.
Atestiguar la Vida tal como es nos hace humildes. Aceptemos el milagro de la vida manifestándose en todo cuanto existe. Agradezcamos y celebremos poder atestiguar esta Paz que ya es y que ya somos.